Hace ya treinta años que
disfrutamos de una de las mejores leyes que han contribuido a que haya más
igualdad entre toda la ciudadanía española y residente en España. ¿Cómo no voy
yo a celebrarlo?, pues claro que sí, yo también puse mi granito de arena en su
construcción, desarrollo e implementación, tanto ideológicamente como en su
gestión aplicada.
Pero eso no
quita que pueda cuestionar algunos aspectos que se hicieron mal o no se
llevaron a cabo, y lo he dicho en público, en privado, en artículos, en
congresos, en libros, dentro del PSOE, fuera de él, en las organizaciones en
las que he trabajado; es decir, en múltiples ámbitos sociales, políticos o
académicos. No solo lo he criticado, sino que siempre he propuesto alternativas
a lo que se estaba haciendo inadecuadamente, lo que ha supuesto en muchos casos
que haya sido apartado, relegado, reprimido o acusado de ir en contra de lo “correcto”.
Para muestra
dos botones: la salud pública y los gestores. Considero que una de los grandes
errores cometidos en la implantación de la Ley ha sido el poco presupuesto
dedicado a la promoción y la prevención de la salud, se ha centrado casi
exclusivamente en la atención sanitaria hospitalaria; los ganadores han sido
las industrias, sobre todo la farmacéutica. Y, en cuanto a los gestores, muchos de ellos han estado al mandato del político de turno, lo que ha
supuesto una politización excesiva de la gestión sanitaria. Cuestiones estas
que aún siguen aconteciendo en todos los sistemas regionales de salud, no
digamos ya los nombres, que continúan 30 años después.
Hace unos años
se vio la necesidad de evaluar la Ley General de Sanidad, lo que realizaron
muchos grupos de personas de todo el Estado, todo se fue al carajo con la
llegada del PP al Gobierno central. Las pequeñas luces se apagaron, todo se
volvió más oscuro, la marcha atrás se hizo ineludible, la mano negra de la privatización
del sistema se alargaba en depreciación del sistema público, y en esas estamos.
Seguiré
opinando lo que estime conveniente, y si hay alguien a quien le moleste, pues
lo siento. Pienso que la crítica constructiva es la que nos hace progresar, no
la de apoyar a los amiguetes y el interés personal.
Salud.