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domingo, 25 de marzo de 2018

La decadencia de la universidad española: a propósito de la Universidad Rey Juan Carlos

Venimos asistiendo desde hace ya muchos años a la decadencia de la universidad española. La transición de una universidad elitista, a la que solo podían acceder unos pocos jóvenes, generalmente de familias acomodadas, a una universidad en la que podían estudiar todas las personas que quisieran, sin el sesgo económico o de clase, fue un paso que aplaudimos casi todos los españoles. Sin embargo, si el objetivo era de agradecer y suponía un adelanto que nos hacía más iguales a toda la población, favoreciendo así, en principio, la movilidad social, las formas en que se hicieron, y se siguen haciendo, no han sido las más adecuadas, pues las élites dentro de la universidad siguen teniendo mucho poder, e incluso las universidades al estar financiadas casi totalmente por las comunidades autónomas están sometidas al poder político de turno.
 
Las últimas leyes o normas legales relativas al funcionamiento de las universidades han sido clave para que esa decadencia entre en una fase de degradación máxima. Si a eso le añadimos la adaptación de la universidad española al Plan de Bolonia, mercantilizando la formación, las rígidas exigencias del Ministerio para acreditar a los profesores, la precariedad e incertidumbre de gran parte del profesorado, formación no adaptada a las futuras necesidades de la sociedad, másteres creados para financiar las universidades o aumentar los ingresos económicos de los profesores, etcétera, el escenario que nos sale es muy preocupante. Nadie se mueve, ni los profesores, ni los alumnos, ni las familias, ni los políticos, ni los sindicatos. Todos están quietecitos no vayan a salir en la foto, se queden sin trabajo, se les exija más a los alumnos o se queden sin sus prebendas de estatus o de interés particular.
 
Llevo casi medio siglo siendo actor en varias universidades, primero como estudiante, luego como profesor. He vivido y sufrido abusos de poder en todas ellas, no salvo a ninguna, por supuesto que la mayoría de las veces de esas élites dirigentes (rectores, vicerrectores, decanos, directores de departamento o catedráticos), todas (o casi todas) silenciadas y si alguna vez salían a la luz rápidamente se neutralizaban. Luchar contra el poder organizado es muy difícil. De todas las universidades por las que he pasado, donde he visto un poder autoritario y corrupto ha sido la que estos días, o meses atrás, está siendo visibilizada (gracias a un periodismo atrevido y riguroso, como es el del diario.es): la Universidad Rey Juan Carlos. Por cierto, me gustaría que alguna vez se hiciera un estudio en profundidad del negocio urbanístico que se hizo en los lugares donde se instaló esa universidad.
 
Ahora bien, si la universidad española está en decadencia y su futuro es muy preocupante para todos los actores que intervienen en ella, el poder abordar ese problema no sería difícil, pero la cuestión es que lo que está degradándose son la mayoría de las instituciones de este país, pero sobre todo: la política, la justicia, la economía o la Corona.  Si las instituciones no funcionan adecuadamente, no cumplen las funciones encomendadas las sociedades se desestructuran y el cambio es ineludible.
 

jueves, 22 de marzo de 2018

La incertidumbre es cada vez más cierta. Bauman: Retrotopía

Retrotopía es la obra póstuma del gran sociólogo Zymunt Bauman. Su tesis principal es que dada la incertidumbre existente en todos los ámbitos de la sociedad se está dando una mirada hacia atrás idealizando mundos pasados, perdidos o robados.
 
Bauman es un sociólogo que ha basado sus análisis sociológicos teniendo en cuenta no solo al gran abanico de teorías sociales, sino a las investigaciones empíricas más actuales. Ha sido un analista no teórico, fundamentando sus opiniones con datos contrastados. He leído parte de su obra y siempre me ha parecido una persona preocupada por la sociedad de la que formaba parte y trataba de encontrar formas para mejorarla, cuestionando lo que, para él, funcionaba mal, pero aportando escenarios posibles. Si es verdad, que en este último texto hay una permanente neblina de pesimismo, cuestión esta que cada día está más presente en la vida cotidiana de gran parte de la humanidad, sin embargo al final no tira la toalla y considera que aún estamos a tiempo de construir una sociedad más igualitaria, solidaria, integral… donde desaparezcan las suspicacias mutuas, los intereses contrapuestos, las rivalidades y los conflictos. Ahí es nada, la utopía de Tomás Moro vuelve a hacerse visible.
 
No obstante, antes de llegar a ello nos habla de que el proceso civilizador, que nos presentó Norbert Élias, no ha evitado que el ser humano siga siendo violento (por naturaleza), o como dijo Erving Goffman se ha dado suelta al animal que llevamos en nuestro interior. Nunca el ser humano ha sido tan violento como el actual, ni ha sido tan depredador de su propia especie. Es decir, la humanidad vuelve por sus fueros hobbesianos donde el hombre es el lobo del hombre. Violencia ilegítima y legítima: las guerras, los conflictos armados, los conflictos nacionalistas, la destrucción del planeta, el terrorismo suicida, el divorcio entre la política y el poder… es decir, una guerra de todos contra todos.
 
En Retrotopía aborda la vuelta a las tribus donde nadie tiene en cuenta a los otros, no se escuchan los unos y los otros, lo mío es lo válido, lo tuyo no me importa, además de que estás equivocado. Escenarios que se dan no solo a nivel global, nacional o local, sino también en lo más cercano a los individuos. La palabra progreso casi ha desaparecido, los miedos y los temores a un futuro incierto se hace cada día más palpable, hace herida en la mente de todos, pero sobre todo en la de los más jóvenes. Los millennials “son la primera generación de la posguerra que expresa un temor a retroceder (en vez de avanzar) en estatus social con respecto al alcanzado por sus padres” (p. 62).
 
Bauman nos cuenta como hay también una vuelta a la desigualdad, como el Estado del Bienestar está destruyéndose, lo que implica que la pobreza está aumentando, incluso en las sociedades más ricas; la riqueza la está acaparando un 1% de la población más rica. Ante ello el defiende como salida a la desaparición del trabajo una renta básica, ”ya que ésta promueve la inclusión en vez de la exclusión, y la solidaridad y las integraciones sociales en vez de la precarización de los vínculos solidarios y la división social” (p. 111).
 
Su análisis social no es muy positivo sobre las sociedades del futuro, pero insiste parafraseando al Papa Francisco en que: “si hay una palabra que tenemos que repetir hasta cansarnos es esta: diálogo” (p. 159). Pues eso, dialoguemos hasta hartarnos, que falta nos hace.
 
Se nos ha ido este gran sociólogo, esta gran persona, pero nos ha dejado una gran obra, esta última es la que a mí más me ha gustado. Podría convertirse en un libro de cabecera de los sociólogos.

lunes, 12 de marzo de 2018

Nueva monografía de Praxis Sociológica: abierto el plazo para participar



ANUNCIO PRÓXIMO NÚMERO

El próximo número monográfico de Praxis Sociológica (24/2019) va a tratar sobre ÉTICA Y PROFESORADO UNIVERSITARIO. Desde ya y hasta el 31 de octubre de 2018 está abierto el plazo para que toda persona interesada en participar con algún artículo lo pueda hacer a través de los cauces previstos en las Normas de Publicación.

martes, 6 de marzo de 2018

El teatro: una manera de vivir. José Luis Gómez y Miguel de Unamuno

Desde muy joven me he sentido atraído por el arte dramático, por unas cosas o por otras he tenido relación con él, muchas personas me han hecho que me enamorase de esa forma de expresarse, de sentir, de contar historias, de reír, de llorar…, en definitiva, de una manera de vivir.
 
Como muestra, un botón. El pasado fin de semana he asistido a la representación de la obra: Unamuno. Venceréis pero no convenceréis, interpretado por José Luis Gómez (por cierto, una de las personas que lograron enamorarme de esta manifestación artística). Desde el minuto uno hasta el final de la obra he disfrutado de todo lo acontecido en el escenario. La interpretación inigualable, la innovadora escenografía, el diálogo a través del cristal (de los tiempos) entre el actor y el catedrático, y la iluminación acogedora; todo ello en su conjunto se plasmó en armonía cuasi perfecta para que pudiéramos compartir y vivir esos momentos de análisis del pensamiento de Miguel de Unamuno.
 
Pensamiento a veces contradictorio, otras: clarificador, dubitativo, humano, idealista o filosófico, vamos como la mayoría de las personas que piensan lo que pasa en su alrededor, pero en su caso con una mayor profundidad y rigurosidad. Para mí lo más destacable es su paso de ser un hombre de izquierdas y antimilitarista, a apoyar el alzamiento militar franquista contra la legal y democrática República española; o su posible o no financiación económica a los franquistas; o la utilización tergiversada de su famosa frase relacionada con la necesidad de salvar la sociedad occidental cristiana, que fue tomada por Franco, parte de la Iglesia católica y sus secuaces para así atraer a gran parte de la población española a su causa; o el cuestionamiento del análisis histórico de lo vivido o interpretado.
 
Esta obra no solo me ha servido para aprender, conocer mejor a Unamuno, ver cómo es posible hacer arte con pocos medios o cómo sentir los pensamientos ajenos, sino que también me ha hecho ver, una vez más, cómo la cultura inteligente es capaz de hacerte reflexionar y actuar contra la cultura mediática de entretenimiento manipuladora, adormecedora y reaccionaria que está invadiendo las sociedades occidentales, haciendo de ellas úteros individualistas hedonistas o enardeciendo y volviendo a las tribus, donde lo mío es lo mejor que lo tuyo, yo estoy seguro y tú equivocado. El poder del teatro, y de las otras artes, puede contribuir a cambiar esa sociedad que nos quieren imponer.
 
¡Viva el teatro!